
Muchas y muy curiosas son las historias que rodean a esta chica hasta ahora desconocida. Entre ellas podemos enumerar la de que, como ya hiciera Phil Ivey, se fué a Las Vegas a hacer las mesas de poker con tan sólo 19 años, todo un logro teniendo en cuenta que la edad mínima para jugar allí es de 21 años (los que tiene ahora). En esa época ya experimentó en sus carnes lo que es irse a la quiebra, periendo todo su bankroll y teniendo que volver a su Chicago natal para trabajar con un contrato basura en el que le pagaban 10$ la hora. Tras conseguir el dinero para volver a la ciudad de los neones y ya en los compases finales del torneo, dada su inexperiencia, tuvo que consultar con sus acompañantes un par de "cosillas" como si el pacto que le ofrecían era justo, o cuánta propina debía dejar para el personal del Bellagio, que, gracias a su enorme generosidad, ascendió a la nada despreciable cantidad de 10.000$.
Con este pequeño gran logro, ya tenemos otro nombre que sumar a nuestra lista de jugadores emergentes a seguir.
Foto: CardPlayer
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